En pleno espíritu olímpico, Barcelona conmemora el viente aniversario de los Juegos de 1992, uno de los grandes momentos de la historia de este país, que estos días nos ha vuelto a impregnar de la magia y la emoción de aquellos días. Barcelona cambió radicalmente en 1992 y se convirtió en la ciudad de referencia internacional que es hoy en día: uno de los sitios preferidos del turismo a escala mundial.
Los juegos fueron el motivo que impulsaron la transformación de la ciudad y un empuje para toda Catalunya. Y también lo fueron para Sitges, ya que en los años previos al evento olímpico, esta localidad protagonizó un importante mejora en su infraestructura hotelera, que la convirtió en más competitiva y preparada para romper con la estacionalidad que la había caracterizado durante las décadas atrás,
A finales de los ochenta, Sitges inició la reconversión de su planta hotelera. En aquéllos momentos, la localidad sólo tenía dos hoteles de cuatro estrellas, y sólo uno de ellos abierto todo el año. En pocos años, el mapa hotelero de Sitges cambió notablemente y en el 92 se disponía de ocho hoteles de cuatro estrellas: algunos eran nuevos y otros, como el Best Western Subur Marítim, fueron objeto de una profunda renovación y reestructuración.
Las inversiones en la nueva planta hotelera de Sitges permitieron romper la estacionalidad y que los hoteles tuvieran actividad los doce meses del año, gracias a la apuesta por el emergente turismo de empresa: congresos, convenciones e incentivos. Esta apuesta situó Sitges como la segunda población catalana con más congresos, sólo tras Barcelona, condición que aún conserva y, de hecho, potencia continuamente.
Veinte años después, Sitges vuelve a respirar una eclosión similar, ya que este 2012 se han inaugurado –o están en vías de hacerlo– algunos hoteles nuevos o reconvertidos, como el Utopia Beach, un nuevo concepto de actividad hotelera en Sitges.
Los juegos fueron el motivo que impulsaron la transformación de la ciudad y un empuje para toda Catalunya. Y también lo fueron para Sitges, ya que en los años previos al evento olímpico, esta localidad protagonizó un importante mejora en su infraestructura hotelera, que la convirtió en más competitiva y preparada para romper con la estacionalidad que la había caracterizado durante las décadas atrás,
A finales de los ochenta, Sitges inició la reconversión de su planta hotelera. En aquéllos momentos, la localidad sólo tenía dos hoteles de cuatro estrellas, y sólo uno de ellos abierto todo el año. En pocos años, el mapa hotelero de Sitges cambió notablemente y en el 92 se disponía de ocho hoteles de cuatro estrellas: algunos eran nuevos y otros, como el Best Western Subur Marítim, fueron objeto de una profunda renovación y reestructuración.
Las inversiones en la nueva planta hotelera de Sitges permitieron romper la estacionalidad y que los hoteles tuvieran actividad los doce meses del año, gracias a la apuesta por el emergente turismo de empresa: congresos, convenciones e incentivos. Esta apuesta situó Sitges como la segunda población catalana con más congresos, sólo tras Barcelona, condición que aún conserva y, de hecho, potencia continuamente.
Veinte años después, Sitges vuelve a respirar una eclosión similar, ya que este 2012 se han inaugurado –o están en vías de hacerlo– algunos hoteles nuevos o reconvertidos, como el Utopia Beach, un nuevo concepto de actividad hotelera en Sitges.
Enjoy Sitges